Capítulo N° 00018 - Los Buenos son Recompensados

El puño de Yang Kai silbó en el aire y se estrelló contra los ojos del lado izquierdo de la cabeza de la araña. Pulverizó dos ojos. La araña se horrorizó. Independiente de su capacidad mental limitada, entendió que debía temer a este humano, intentó sacar sus dos patas del perforado y sangriento brazo, pero Yang Kai tensó los musculo impidiendo que las sacara. Lanzó otro puñetazo, pulverizando otros dos ojos. Chilló de dolor, al entender que no podía sacar las patas, decidió arremeter hacía adelante.

Esto hizo que la sangre brotara del brazo de Yang Kai, pero el dolo aumentó su adrenalina y le proporciono una desbordante fuerza. La comisura de su boca se curvó en una fría y despiadada sonrisa y su puño continuaba volando hacía adelante sin parar. Bajo el incesante aluvión de ataques, la frente de la araña se rompió y sus fluidos corporales se filtraron. Emitió un chillido sombrío, la araña no quería morir. Desde su boca, escupió varias redes, y al estar tan cerca, envolvió a Yang Kai.

Sin embargo, la araña se encontraba en un terrible estado, su cabeza estaba tan desfigurada que casi había estallado. Si no fuese una bestia demoníaca y no tuviese la tenacidad que viene asociado con ello, ya hubiese muerto muchas veces. Como este era el caso, a pesar de estar atrapado en la red, bajo los implacables puñetazos de Yang Kai, cesó todas las señales de lucha. Nunca imaginó que podría ganar una pelea contra una Bestia Demoníaca. Ademas no solo había sobrevivido, también la había asesinado.

A pesar de que era una bestia del primer Reino, no era algo que un cultivador de la Quinta Etapa del Reino Cuerpo Templado debería ser capaz de derrotar. Yang Kai tenía horribles heridas, pero no sentía dolor en absoluto. Al verificar que la araña estaba realmente muerta. Sacó las piernas de su brazo perforado. Al hacerlo, salió un chorro de sangre disparado. Sin detenerse a inspeccionar sus heridas, desgarró la telaraña en la que estaba envuelto y corrió hacía el niño. Lo tomo en brazos y lo sacó de la cueva.

El padre había logrado finalmente escapar de la red. Justo cuando corría hacia el interior, vio a Yang Kai llenó de sangre llevando a su hijo. Rápidamente preguntó: "¿Qué pasó?"
"Ha perdido demasiada sangre y fue envenenado", respondió Yang Kai.

Al llegar a la salida de la cueva, colocó al niño en el suelo y fue a buscar su bolsa. Sacó algunas hierbas de su interior y comenzó a masticarlas. Sin dudarlo, llamó al cazador: "Tomá estas hierbas y mastícalas como lo hago yo".

El cazador que ya estaba asustado, escucho diligentemente las órdenes y no dudó. Rápidamente se colocó las hierbas en su boca y comenzó a masticarlas. La mente de Yang Kai estaba muy clara, la comprensión de las propiedades medicinales de cada hierba estaba en su mente. Sabía cuales sirven para la desintoxicación, cuales podrían ayudar con la curación y cuales detendrían el flujo sanguíneo. El conocimiento fluía, como si fuese un viejo experimentado.

Después de un breve momento, Yang Kai sacó las hierbas que estaba masticando de su boca y las untó sobre el brazo del niño. El cazador lo imitó e hizo lo mismo. Bajo las miradas nerviosas de los dos, el color volvió gradualmente a la cara pálida del niño y su respiración comenzó a estabilizarse.

El cazador finalmente pudo liberar la tensión en su corazón, cayó sobre su trasero y gritó en voz alta: "Gracias a Dios no pasó nada, gracias a Dios no pasó nada..."

Pero seriamente Yang Kai le dijo: "Aún no, estas hierbas son de bajo nivel, y solo aliviaran sus síntomas. Debes abandonar la montaña y buscar a un médico, de lo contrarío su vida estará en riesgo".

El cazador lo miró incrédulo, y dijo: "Entonces lo llevaré ahora".

"Espera", dijo Yang Kai mientras extendía su mano para detenerlo. "Permite que la condición de tu hijo se estabilice primero, antes de moverlo".

"Tienes razón". Estaba tan asustado que no sabía que debía hacer, creyó en lo que decía Yang Kai. Luego de responder, se fijo en las horribles heridas que él también tenía, por lo que le pregunto con preocupación: "Salvador, ¿no tratarás también tus heridas?"

Yang Kai respondió: "No es necesario".

"Pero has perdido mucha sangre, ¿estarás bien?"
El cazador lo miro con preocupación.

"La verdad no lo sé"
De pie, Yang Kai saltó de un lado hacia otro con vivacidad. "Incluso yo no lo entiendo, pero me siento genial".

No solo se sentía genial, sino que también estaba emocionado. Yang Kai sospechaba que todo estaba relacionado con el Esqueleto Dorado, pero ¿cómo podría explicárselo al cazador? Mientras recordaba su pelea, su sangre comenzó a hervir una vez más. Fue la primera vez que se había enfrentado a la muerte. Y lo había hecho con la mínima cantidad de miedo. Solo sintió placer al sentir la sangre salpicando a su alrededor. Como si fuera lo más normal del mundo.

"Espéreme un momento, volveré pronto". Recogió su bolso y nuevamente entro en la cueva.

El cazador pensó que iría a ver el cadáver de la bestia, pero no era así. A pesar de que era una bestia demoníaca, su rango es tan bajo, que no tiene ningún valor. Lo que Yang Kai quería era recolectar las hierbas que crecen dentro de la cueva. Antes de comenzar la batalla, vio una gran cantidad de flores color púrpura. No tuvo tiempo de examinarlas, pero ahora sí. Como lo supuso, eran Flores del Espíritu de tres hojas de la Destrucción y el Caos, las que necesitaba con desesperación.

Estas flores crecen en lugares húmedos y oscuros con muchos cadáveres, este era el entorno ideal para ellas. Yang Kai estaba tan alegre que casi se echó a reír. Ayudar a los demás realmente te recompensará bien. Parecía que el dicho era cierto. Si no hubiera venido a rescatar al padre y a su hijo, nunca habría encontrado estas hierbas que tanto buscaba. Al contarlas rápidamente se dio cuenta que habían al menos cuarenta de estas flores. Estaba fascinado.

Sin más preámbulos, sacó rápidamente su pala y comenzó a extraerlas. Mientras lo hacía, su corazón se sentía satisfecho. Justo antes de salir, descubrió un hongo rojo en la esquina de la cueva. Salto su curiosidad. Se acerco cuidadosamente para examinarlo. Esta cosa, tenía el tamaño de un tazón. No lo reconocía, ya que no estaba en el libro que le dio el Tesorero Meng. ¿Podría ser un tesoro invaluable? Enrollando sus mangas, lo recogió. No sabía lo que era, pero como no ocupaba mucho espacio en su bolsa, se lo llevó. Al salir de la cueva, su bolsa estaba completamente llena.

"Vayámonos, descenderé la montaña contigo", dijo Yang Kai al cazador, tratándolo como a un igual.

"Muchas gracias salvador". El cazador estaba conmovido hasta las lagrimas, sabía que Yang Kai se preocupaba de que se encontraran más peligros en su viaje.

"Simplemente vamos en la misma dirección, no necesitas agradecerme" Yang Kai respondió humildemente y los tres descendieron la montaña. Al anochecer ya habían regresado al pueblo y en la oscuridad buscaron a un médico.

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