Capítulo N° 00039 - Batalla

Su Mu miró a Chen Shao Feng con ojos venenoso, sin pestañear le dijo: "Cheng Shao Feng, ¡si no me matas hoy, entonces nunca te dejare ir!"

"¡Si ese es tu deseo!" El pequeño sentimiento de arrepentimiento que le quedaba, acababa de desaparecer con ese comentario. Si Su Mu no muere por esta piedra, al menos quedará gravemente herido.

"¡Maestro Su!"
Li Yun Tian y los demás gritaron impotentes mientras yacían en el suelo agarrándose la cabeza, mientras los discípulos de la Casa de la Tormenta los golpeaban brutalmente.

Un destello de asombro pasó por los ojos de Hu Mei Er, su corazón no pudo evitar acelerarse. Provocar una pelea era una cosa, pero matar a otro es completamente diferente, no había imaginado que las cosas llegarían a este nivel. Si Su Mu muere ahora, la enemistad entre el Pabellón Cielo Alto y la Casa de la Tormenta sería eterna.

Los pensamientos de todos eran diferentes, pero todos estaban concentrados en la piedra que tenía Chen Shao Feng. Lanzó la piedra, todos la veían en cámara lenta en dirección a la cara de Su Mu. En ese momento, una pequeña y delgada mano se interpuso y la bloqueó en el aire. Una corriente de sangre brotó de esa mano. Su Mu se había salvado. Inmediatamente Li Yun Yian y el resto respiraron aliviados. Ansiosamente levantaron la cabeza para saber quién había logrado detener esa piedra. Cuando descubrieron quién era, sintieron una mezcla de vergüenza y sorpresa.

"¿Hermano mayor Yang?" Gritó Li Yun Tian, porque de todas las posibilidades que se le hubiesen ocurrido nunca habría pensado que sería él. De hecho, previamente habían planeado emboscarlo y golpearlo. En ese momento estaba tan avergonzado que era incapaz de mostrar su rostro.

El alboroto rápidamente se calmó y los discípulos de la Casa de la Tormenta dejaron de patear al grupo de Su Mu, estos aprovecharon la oportunidad para ponerse de pie. Hu Mei Er estaba con la boca abierta. Estaba en shock mirando a Yang Kai. A pesar de que su mano rebosaba en sangre y el cuerpo de este joven se veía delgado, su expresión nunca cambió por el supuesto dolor. Por el contrario, se veía emocionado, mostrando ojos brillantes y salvajes. Sin saber porque, de repente sintió que esta persona era peligrosa.

La sangre oscura goteaba por los dedos de Yang Kai hasta el suelo. Fue acompañado por la expresión de sorpresa de Cheng Shao Feng, el cual preguntó: "¿Eres un discípulo del Pabellón Cielo Alto?"

"Si". Yang Kai asintió con su cabeza mientras que las punzadas en su mano provocaban que su cuerpo hirviera de emoción. Estaba calmando con todas sus fuerzas la explosión de adrenalina.

"¿Por qué te entrometes en los asuntos de otros?" Habló con un tono condescendiente, mientras que los otros discípulos de la Casa de la Tormenta sonreían con arrogancia. Mientras comenzaban a golpear nuevamente a Li Yun Tian y a los demás.

"¿Los asuntos de otros?" Sonrío levemente. "Ya te dije que también pertenezco al Pabellón Cielo Alto, entonces, ¿cómo no podría entrometerme? Después de todo, soy el mayor de estos chicos".

"Bien, si haz venido por tu cuenta" se rió a carcajadas: "¡Incluso Lao-Tse no podría soportarlos a ustedes!"

"¡Mayor Yang, por favor, váyase rápido!" Arrastrándose en el suelo, Li Yun Tian gritó en voz alta. "¡Son demasiados, usted no es rival para ellos, por favor váyase!" Mientras decía eso, un discípulo de la Casa de la Tormenta lo golpeó brutalmente para silenciarlo.

Mientras seguían intercambiando palabras, Cheng Shao Feng veía perturbado la piedra que estaba en la mano de Yang Kai, no entendía como la había atrapado. Él estaba en el Reino Fundación Inicial, mientras que quien estaba al frente es un flacucho que una simple briza podría soplar. Además, solo estaba en alguna Etapa del Reino Cuerpo Templado, es imposible que pudiese ocurrir esto. Esto hizo que estallara de ira y dijo: "¡Golpeen a este por mi!"

Los discípulos de la Casa de la Tormenta escucharon la orden y cargaron hacía Yang Kai. Inmediatamente, lanzó la piedra teñida con su sangre al tipo más cercano que tenía. La piedra lo golpeo brutalmente en la cabeza. Le cortó el costado, revelando la carne roja de abajo, seguido de un chorro de sangre, mientras se desplomaba al suelo. No se detuvo allí, sus movimientos se hacían cada vez más agudos. Como un halcón acechando conejos. Sus ataques eran feroces, sus métodos crueles, algo que nadie pudo haber imaginado.

En un parpadeo, ya había derrotado a cuatro discípulos de la Casa de la Tormenta. Tomó otra piedra del suelo y la molió en su mano. Lanzó un puñetazo al aire y los pedazos volaron como armas ocultas, salieron disparados en todas direcciones. Una ola de gritos miserables le siguió, mientras los discípulos se agarraban sus heridas. Aprovechando la oportunidad, lanzó dos patadas y envió a dos más a volar, pero eran demasiados. Aunque ya había derrotado a algunos, su numero no decrecía, era muy difícil enfrentarse a enemigos que vienen de las cuatro direcciones.

Pero eso lo emocionó, continuó golpeándolos mientras se derrumban por el dolor hirviente que sentían en sus cuerpos. El Arte Secreto Yang que había estado cultivando, finalmente dio sus frutos. Todos sus golpes estaban revestidos con energía Yang, era imposible que alguien de la Sexta o Séptima Etapa del Reino Cuerpo Templado pudiese resistir. Sin mencionar que solo eran ataques ordinarios, aún no había utilizado la gota de Yang. Si lo hubiera hecho, su fuerza sería aterradora. Solo la había condensado hace un par de días, no quería utilizarla en este momento, no valía la pena.

Ya había derrotado a muchos discípulos de la Casa de la Tormenta, pero no fue tarea fácil. Después de todo, estaban en la Séptima Etapa y aún no había cultivado ninguna habilidad marcial de movimiento corporal. ¿Cómo podría evitar tantos ataques de tantas direcciones diferentes? Su frente goteaba sangre y tenía hematomas en todo su cuerpo. Pero eso no le limitó, al contrario, lo volvió más implacable y despiadado. Desde sus huesos una sensación cálida brotó, causando que sintiera una cantidad infinita de poder. Esto no solo hacía que su fuerza se restableciera, si no que también le daba más velocidad y poder a sus ataques. No entendía realmente el misterio del Esqueleto Dorado, pero cada vez que sufría heridas, cada vez que se lastimaba, estimulaba sus efectos curativos. El dolor solo lo haría más fuerte.

Lo que veía Hu Mei Er era extraordinario y sus pequeños y rosados labios no se habían cerrado. Originalmente pensó que este discípulo del Pabellón Cielo Alto era otro idiota que sería derrotado rápida y brutalmente por la gente de Cheng Shao Feng. Pero lo que estaba presenciando era completamente distinto. Habían muchos discípulos de la Casa de la Tormenta derrotados, algunos inconscientes y otros retorciéndose de dolor. Estaba excitada. Además, ¿él esta usando Yuan Qi para luchar? En su actual Etapa utilizarlo es muy peligroso, es el equivalente a cavar tu propia tumba, pero él ¿no le teme a las consecuencias?

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