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Capítulo N° 00170 - Ciudad del Mar

Finalmente, Yang Kai regreso de su búsqueda con una mirada solemne.

"¿Hay alguien vivo?" Pregunto la Señora con una intensa mirada.

"No, todos están muertos". Murmuró Yang Kai mientras sacudía la cabeza. Zhang Ding y su grupo definitivamente había acabado. Las personas que dormían fueron asesinadas y quienes lucharon estaban mutilados, todos sin vida. De todas las personas solo él y las tres mujeres vivían.

La Joven sollozó desde el interior del carruaje, mientras que los ojos de Cui Er estaban rojos e hinchados, también lloraba profusamente. La Señora ya había experimentado el dolor antes así que logró reprimir su corazón y controlar sus lagrimas. "Las aves mueren en busca de comida..." Susurró, parecía que estaba reprendiendo a alguien suavemente.

Intentando cambiar el tema para sacar a las tres mujeres de su miseria, Yang Kai preguntó. "Entonces, ¿que harás ahora? ¿Todavía quieres ir a la Ciudad del Mar?"

Ella recuperó su concentración y asintió levemente. Lo miró con esperanzas y le dijo. "Joven héroe, ¿podrías protegernos hasta llegar a la ciudad?" El lugar que se encontraban era uno sin ley, después de experimentar esto, ¿cómo se atreverían a continuar sin un escolta?

Cui Er envolvió sus manos alrededor del brazo de Yang Kai y le advirtió lastimosamente. "Pequeño mendigo, no tienes opción. Debes hacerte responsable de nosotras".

"Cui Er", le reprochó la Señora. "No deberías ser tan descortés". Cuando pensaban que solo era un mendigo no le prestaron mucha atención, pero ahora que sabían que era un experto en peleas y se había convertido en su benefactor era necesario ser cortés con él.

Yang Kai miró a Cui Er. "Ya que solo queda un día de camino, las llevaré".

"Muchas gracias, joven héroe" Resopló aliviada la Señora.

"¡Sabía que no nos abandonarías!" Le agradeció Cui Er con entusiasmo.

La Joven dama que no había dicho ninguna palabra, de repente abrió la boca. Con una voz débil pero aguda le dijo. "El olor a sangre llena el aire. Esto podría atraer a algunas bestias. Sería mejor si nos fuéramos rápido de este lugar, así llegaremos a la Ciudad del Mar mañana por la tarde".

La Señora dudó un poco, pero de todos modos le preguntó. "Joven héroe, ¿podría pedirte algo?"

"¿Qué cosa?" La miró fijamente.

"Muchas de las personas que murieron esta noche perdieron su vida protegiéndonos. No quiero que sus cuerpos sean corrompidos por monstruos, animales o el clima..."

No había terminado de hablar cuando la cara de Yang Kai expresó un claro desacuerdo. Perderían demasiado tiempo enterrando los cadáveres, porque eran muchos.

La Señora que se dio cuenta de su expresión, forzó una sonrisa y continuó. "Si no quieres, lo entiendo. No es necesario que agotes tu fuerza. Chicas, vengan conmigo, necesitamos enterrar al viejo Wu. En cuanto a los demás... los dejaremos como están".

"Esta bien", Cui Er asintió mirando a Yang Kai.

Las tres salieron del carruaje mientras miraban inquietamente los cadáveres. Sus caras estaban blancas mientras recogían algunas espadas. Buscaron un lugar adecuado para cavar, sosteniendo las espadas con ambas manos comenzaron. El viejo Wu debe haber sido apreciado por ellas, de lo contrario la Señora no habría insistido en enterrarlo. Mientras tanto, Yang Kai comenzó a saquear los cuerpos, recolectando sus objetos de valor. Una vez terminó, se acerco a las mujeres. Habían cavado muy poco, al ser mujeres de alta sociedad este tipo de cosas nunca las habían hecho, eran muy torpes. Además no tenían las herramientas adecuadas.

"El olor a sangre en este lugar se esta haciendo muy denso. Los lobos podrían ser atraídos. Si aparecen no creo que podamos escapar"
Comentó.

La Señora y la Joven dama que lo habían escuchado palidecieron. Pero Cui Er se estremeció de ira. Soltó la espada y pisoteó el suelo frente a Yang Kai, luego con sus dos pequeños puños comenzó a golpearle el pecho gritándole. "No nos desanimes. ¡Te he dado tantos bocadillos! ¡Solo ha sido un desperdicio!" Mientras lo regañaba un largo aullido salió entre los árboles. El sonido petrifico a las tres. Tímidamente le dijo "¿Realmente hay lobos aquí?"

"Esta bien, ustedes tres ordenen sus cosas y prepárense para el viaje". Les ordenó. "Yo terminaré de cavar". A decir verdad, Yang Kai no estaba molesto con enterrar al viejo Wu. Después de todo, los pocos días que pasó junto al grupo, el anciano siempre estuvo a su lado. Sin embargo era vergonzoso para él admitirlo, no pudo encontrar las palabras adecuadas.

"Muchas gracias, joven héroe".
Le agradeció cortésmente la Señora. Luego, las tres fueron al carruaje para organizarlo.

Poco después, Yang Kai logró cavar un hoyo apropiado y enterró el cuerpo del anciano. Por otro lado, las mujeres ya habían terminado. Las cosas preciosas para las que no tenían espacio fueron desechadas, para la fortuna de algún transeúnte.

"Vayámonos" Yang Kai tomó el asiento del viejo Wu como el conductor del carruaje, tomando su látigo. Lo chasqueó haciendo que los caballos avanzaran. En esa noche oscura, lentamente se distanciaron del baño de sangre. Aunque era primera vez que conducía uno, pudo hacerlo. Cuando miraba al anciano manejar el látigo detecto la técnica. Y ahora, poco a poco sintió su arte marcial. Lentamente su sensibilidad comenzó a fusionarse.

Al día siguiente, temprano por la mañana, Cui Er le pidió que descansaran un poco. Él la escuchó y detuvo el carruaje. Luego, ella encendió un fuego y comenzó a preparar comida. Su roce con la muerte de la noche anterior elimino toda la sensación de seguridad que alguna vez tuvieron, no durmieron nada. Además, no tenían apetito, pero sabía que debían comer para mantener sus fuerzas.

Cuando reanudaron el viaje Cui Er no regresó al interior, en cambio, se sentó junto a Yang Kai, lo miraba con curiosidad. A medida que pasaba el tiempo, no lo soportó más y le preguntó. "¿Así que no eres solo un pequeño mendigo?"

"Por supuesto que no" Respondió con soberbia.

"Entonces creo que puedo asumir con seguridad que eres el joven maestro de una familia aristocrática que huye del matrimonio. Seguramente te escapaste sin dinero, así que por eso te ves como un mendigo". Le dijo mientras usaba su audaz imaginación.

Él se rió. "¿Escuchaste este tipo de cuentos de hadas cuando eras una niña?"

"No, nunca escuché tales historias durante mi infancia. La Señorita menciona estos incidentes con frecuencia y francamente, son bastante divertidos. Un joven maestro huye de su casa a causa del matrimonio y recorre el mundo, enfrentando solo las dificultades de la vida..."

Antes de que terminara de hablar, la Señora tosió desde el interior.

Cui Er que entendió, solo lo miro curiosamente.

Yang Kai sonrió y volvió a concentrarse en los caballos.

Horas después, Yang Kai notó algo extraño en el horizonte. Se puso alerta y preguntó. "Hay algunas personas bloqueando el camino, ¿ustedes saben la razón?"

La Señora sugirió con una voz sorprendida. "Quizás sean de la familia Miao". Era el destino de las tres mujeres. La Joven dama estaba comprometida desde bebé con el Joven Maestro de esa familia. Cuando el Maestro murió, la señora la llevó a la Ciudad del Mar para buscar asilo, pero también para cumplir con el compromiso, de modo de establecerse en ese lugar.

Yang Kai que ya había deducido la razón del viaje debido a las conversaciones entre ellas preguntó. "¿Le notificó a la familia Miao de su viaje?"

"Si"

"Bueno, ya que las traje a su destino, ya no necesito seguir con ustedes"
Se relajó.

Cui Er le preguntó con ansiedad. "Pequeño mendigo, ¿te vas?"

"¿No estas dispuesta a renunciar a mi?" Bromeó mirándola.

"¿Quieres morir?" Se sonrojó. "[La Señora y la Señorita están sentadas atrás y este sinvergüenza se atreve a acosarme...]"

Yang Kai continuó. "Señora, no debe revelar el incidente de la noche anterior a nadie".

Ella quedó atónita ante el pedido del joven. Recordó la audaz especulación de Cui Er. ¿Era realmente el Joven Maestro de una familia que huía de un acuerdo matrimonial, por lo que no quería ser expuesto? Asintió. "Joven héroe, no tienes que preocuparte. Nosotras fuimos rescatadas por un experto que justo estaba pasando por ese lugar aquella noche".

"Es bueno escuchar eso". Sonrió.

Poco después, llegaron al encuentro de la multitud que bloqueaba el camino. Una persona que salió de entre ellos con sus manos ahuecadas preguntó. "¿Puedo preguntar si este carruaje pertenece a la familia Jiang?"

La Señora respondió desde adentro. "Si, somos de la familia Jiang".

La misteriosa persona sonrió con entusiasmo. Pero controló sus emociones. "¡Tu hermano pequeño Miao Huacheng te da la bienvenida!" Luego el hombre comenzó a sollozar de repente. "En el pasado, el hermano mayor y yo nos separamos. En solo un instante pasaron diez años. Nunca espere que la separación fuera para siempre. El tiempo que pase junto a él lo recuerdo claramente".

Los ojos de las tres mujeres al interior del carruaje se pusieron rojos y sollozos. La Señora dijo. "Hermano, por favor, no tengas pena".

Él dijo. "Hermana, no debes preocuparte por mi. Has sufrido más que yo".

No hubo respuesta.

Miao Huacheng rompió el incomodo silencio. "Hermana, debes estar muy cansada, pero debes soportar medio día más para llegar a la Ciudad del Mar". Mientras hablaba sus ojos se posaron en Yang Kai. "¿Por qué un mendigo esta con ustedes?"

La Señora narró la historia que había inventado de la noche anterior, luego concluyó. "Después tuvimos la suerte de toparnos con este competente mendigo que aceptó ayudarnos a conducir el carruaje".

"Si Zhang Ding no estuviese muerto, yo lo habría matado. ¡No solo lo habría asesinado, lo habría hecho pedazos!" Gruñó con ira. Luego miro a Yang Kai. "Pequeño mendigo, ya puedes bajar de allí, seguro has trabajado duro".

Yang Kai asintió y saltó del carruaje.

Miao Huacheng le hizo la señal a alguien y esa persona le entrego un lingote de plata a Yang Kai como agradecimiento. Él debía actuar en ese momento, después de todo estaba interpretando el papel de un mendigo. Así que con el pago en su mano, expresó su gratitud profusamente.

"¡Debemos irnos!" Gritó Miao Huacheng, sentado al lado del nuevo conductor. El grupo se puso de camino hacia la Ciudad del Mar.

Mientras se iban levantaron una gran nube de polvo. Yang Kai quieto en ese lugar vio como se alejaban, mientras las tres mujeres lo miraban desde la ventana del carruaje. Aunque estaba triste por la desafortunada experiencia de la viuda de la familia Jiang, no podía hacer nada más por ella. Como se las topó por casualidad, es probable que nunca más las vuelva a ver. Una vez que desaparecieron de su vista, comenzó a caminar hacia la ciudad con el látigo del viejo Wu en su mano. Practicaba el movimiento de la técnica mientras lo hacía. En medio día llegó.

La ciudad era más grande que la Aldea Ciruela Negra, pero había un distintivo olor a pescado en el aire. No era asqueroso, era algo que inspiraba el espíritu de está ciudad costera. Era la primera vez que Yang Kai visitaba un lugar así. Estaba emocionado por decir lo menos. Pero antes de cualquier cosa necesitaba encontrar una posada y comprar algo de ropa.

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