Capítulo N° 00637 - Maestro del Reino Santo

Cuando Yang Kai escuchó los comentarios de Yun Xuan sobre el Hombre del Ataúd, se sintió bastante perplejo. "¿Por qué haría algo así?"

"Probablemente es un compensación" Intervino en un tono triste Ji Yan.

"¿Compensación? ¿Por qué?" Levantó una ceja.

"Por la devastación que trae al lugar donde se detiene". Respiró hondo con una profunda mirada de ansiedad y preocupación. "El área que elige para detenerse se convierte en un páramo inhóspito de un radio de más de cien kilómetros, en el cual no crece nada por diez años". Se frotó la frente. "Espero que simplemente pase y no decida detenerse cerca de la ciudad".

Yang Kai estaba conmocionado. Si el Hombre del Ataúd se detuviese cerca de la Ciudad Llama Furiosa, entonces será completamente destruida. Finalmente entendió por qué solo Ji Yan mantuvo una expresión sombría, mientras que los otros cultivadores se veían excitados. Debido a que él es el Señor de la Ciudad, naturalmente no quiere que la región que debe proteger desaparezca.

Mientras los dos hablaban, alguien gritó. "¡Se detuvo! ¡Se detuvo!"

Ji Yan tembló y palideció. Su preocupación se hizo realidad. Nadie sabe de qué lugar proviene el Hombre del Ataúd ni a donde se dirige, pero ahora decidió detenerse cerca de la ciudad. Los discípulos del Gremio Supremo Independiente junto a él también mostraron expresiones feas.

"Tío Ji..." Yun Xuan lo llamó suavemente.

Ji Yan estaba perdido en sus pensamientos así que no respondió de inmediato. Había una mirada de lucha y vacilación en su rostro, antes de que finalmente dejara escapar un largo suspiro. "¡Regresen a la ciudad e informen a los ciudadanos que deben evacuar de inmediato! ¡Qué solo tomen las cosas necesarias! ¡Vayan de inmediato!"

"Pero Señor de la Ciudad..."

"¡Vayan antes de que sea demasiado tarde! ¡Intentaré retrasar las cosas el tiempo que pueda!" Dicho esto, voló hacia el grupo de maestros detrás del Hombre del Ataúd. Por otro lado, Yun Xuan se sintió amarga e impotente, sabía que la Ciudad Llama Furiosa pronto desaparecerá, lo que será una enorme pérdida para el Gremio Supremo Independiente.

Mientras tanto, Yang Kai seguía observando cuidadosamente. Con su Sentido Divino rápidamente notó un gran cantidad de Energía de Muerte y Energía Cadavérica emanar de esa persona. Además, las numerosas heridas parecían bastante viejas y lo más notable es que no tenía un aura de vida. En otras palabras, el Hombre del Ataúd murió hace mucho tiempo. Sin embargo, su tremendo poder oculto es suficiente para hacer que cualquiera tuviese miedo. Entonces, el Hombre del Ataúd inspeccionó lentamente su entorno con una expresión opaca, luego, aparentemente satisfecho aterrizó. Cuando lo hizo, la tierra tembló violentamente y una grietas que parecían una telaraña se extendieron desde el punto de impacto. Luego, se puso de cuclillas en silencio, inmóvil y con los ojos cerrados. Muchos de los cultivadores quedaron atónitos mientras otros lucían expresiones de codicia circulando en secreto sus Verdaderos Qi. Pero disuadidos por los maestros que están detrás del Hombre del Ataúd, nadie se atrevió a precipitarse. Por otro lado, Ji Yan conocía a algunas de estas personas, así que rápidamente intercambió saludos con ellos.

"¿Quiénes son esas personas?" Preguntó.

"Son maestros de algunas fuerzas cercanas. Xu Qi, maestro del Segundo Orden de Trascendencia del Espíritu Trueno Brillante. Zuo Xing, maestro del Tercer Orden de Trascendencia de la Alianza Cielo Profundo. Yao Di, maestro del Tercer Orden de Trascendencia del Templo Espíritu de Guerra..." Yun Xuan comenzó a señalarle a las personas más poderosas de ese grupo. "No sé quienes son los demás, pero como están junto a estas personas, deben ser famosos" Inhaló suavemente. "Todos deben haber recibido la noticia de que el Hombre del Ataúd apareció en este lugar".

"¿También están interesados en la compensación?" Estaba sombrado ya que hay varios maestros del Tercer Orden de Trascendencia, así que imaginó la calidad de la compensación.

"No, el propio Hombre del Ataúd es un misterio, ellos quieres descifrarlo"

Yang Kai asintió levemente con su cabeza.

Por otro lado, Ji Yan seguía discutiendo respetuosamente con el grupo de maestros. Aunque él es el Señor de la Ciudad y está bajo la protección del Gremio Supremo Independiente, sigue estando en el Primer Orden de Trascendencia, así que frente a estas personas debe actuar con cautela. Después de un tiempo, Zou Xing de la Alianza Cielo Profundo finalmente asintió. "Bien, dado que ese es el caso, esperaremos una hora. Confió en que el Señor Ji se apresure".

Yao Di del Templo Espíritu de Guerra asintió. "Los Cielos son justos, naturalmente no actuaremos sin escrúpulos, así que puede estar seguro de que le daremos esa hora".

"¡Muchas gracias!" Ji Yan ahuecó los puños con gratitud, se dio la vuelta rápidamente y voló de regreso a la ciudad para hacer los arreglos apropiados. Muchos de los cultivadores que viven o residen en la Ciudad Llama Furiosa no tienen una resistencia muy alta, así que cuando las cosas comiencen, ninguno de los cultivadores más débiles podrá escapar. No podía hacer nada por quienes no están dispuestos a irse, pero si podía salvar a todo el resto. Pronto pasó la hora. Con el Hombre del Ataúd en el centro, muchos lo rodearon mirándolo con avidez, como si fuese un tesoro raro y valioso. Ji Yan regresó de la ciudad con el corazón pesado y al ver esta situación, suspiró impotente y sacudió la cabeza. Hizo todo lo posible, las personas que siguen aquí definitivamente no se irán, por lo que no intentó convencerlos. "Pequeña Yun, no te alejes demasiado de mí, aunque él no tomará la iniciativa de atacar, eso no significa que no habrá peligro" Le advirtió con severidad.

De entre los maestros presentes, Zou Xing dio un paso adelante y miró a la multitud. "Todos ustedes han escuchado la leyenda del Hombre del Ataúd, ¿verdad? ¡Jajaja! Hoy ha aparecido una rara oportunidad, así que si no la aprovechan, nosotros lo haremos!" Les habló para incitarlos a la acción. Aunque las personas sabían que habían malas intenciones detrás de sus palabras, cuando pensaron en las leyendas, no pudieron contenerse y comenzaron a utilizar sus Habilidades Marciales y Artefactos para atacar. Más de una docena de brillantes rayos de luz salieron disparados. Cada uno de estos ataques contenía la fuerza total de maestros del Reino Ascensión Inmortal, pero cuando alcanzaron su objetivo, fueron como piedras arrojadas al mar. Solo unas pequeñas ondas aparecieron en el aire alrededor del Hombre del Ataúd antes de que la quietud regresara.

Mientras tanto, el mismo Hombre del Ataúd no mostró ninguna reacción. Su cuerpo no contenía ninguna herida nueva y sus ojos aún están cerrados. Las docenas de personas que participaron en la primera ola de ataques retrocedieron apresuradamente, pero después de un tiempo, al no ver reacción, se llenaron de alegría y se dieron cuenta de que los rumores son ciertos. No importa cuanto lo ataquen, el no responderá. Entonces, lanzaron una nueva ronda de ataques. Con una serie de explosiones feroces, la tierra se desgarró y la región alrededor del Hombre del Ataúd se fragmentó instantáneamente. La energía caótica reunida tenía un poder destructivo inimaginable. Sin embargo, luego de todo esto, todavía no habían signos de movimiento. Pronto, todos los cultivadores de los alrededores se unieron para atacar.

Finalmente, el Hombre del Ataúd abrió lentamente sus ojos y una corriente de vapor salió de sus narices mientras parecía jadear fuertemente, lo que provocó que toda el área a su alrededor temblara al ritmo de sus jadeos. Todos quienes atacaban comenzaron a detenerse temiendo de que comenzara a defenderse. Afortunadamente, incluso después de recibir tantos ataques, todavía no mostraba signos de lucha, solo estaba allí con una mirada aturdida mirando a la multitud, aparentemente incapaz de entender en la situación en la que se encuentra.

No fue hasta ahora, que Yang Kai se dio cuenta del poder aterrador del Hombre del Ataúd. "¿Él es un maestro del Reino Santo?" Se volvió para mirar a Yun Xuan.

"Si" Asintió.

Los ojos de Yang Kai se encogieron. "[¿Cómo es que un maestro del Reino Santo terminó en un estado tan lamentable? ¿Qué habrá pasado? La vida está llena de eventos inesperados]"

"¿Por qué esas personas todavía no hacen nada?" Ruan Xin Yu preguntó mirando a los cultivadores del Templo Espíritu de Guerra y de la Alianza Cielo Profundo.

"Están esperando" Suspiró Ji Yan. "Romper la barrera de un Santo requiere mucho esfuerzo. Así que como ahora tienen ayudantes gratis, se están aprovechando. Pero creó que comenzaran a moverse pronto". Tan pronto como terminó de hablar, comenzaron a tomar medidas.

Yao Di que había estado observando durante un tiempo murmuró. "Deberíamos unirnos también, de lo contrario, si aparecen otras personas no podremos controlar la situación"

"De acuerdo" Xu Qi asintió ligeramente. "Cuando antes comencemos, antes terminaremos y podremos regresar a casa. Lo hemos estado siguiendo por casi un mes entero y ya mis viejos huesos me están doliendo un poco". Sonrió.

"¡Bien! ¡Comencemos!" Rugió Zou Xing.

Los tres poderosos maestros llegaron a un acuerdo, por lo que naturalmente las otras personas a su alrededor no presentaron ninguna objeción, cada uno convocó sus Artefactos y empujó sus Verdaderos Qi. Un aura abrumadora surgió de este grupo ya que diferentes Habilidades Marciales y poderosos ataques de Artefactos cayeron como meteoritos sobre el Hombre del Ataúd. Esta tormenta fue mucho más devastadora en comparación a la ofensiva anterior. La tierra se abrió y todo dentro de un radio de varios kilómetros tembló violentamente.

Sin embargo, esta nueva ofensiva finalmente causó algunos cambios en el Hombre del Ataúd. Aparecieron varias heridas nuevas y las viejas llagas y ronchas en su piel comenzaron a estallar y a abrirse liberando un gas verde desde el interior de su cuerpo. En ese momento, se olió el aroma de la muerte. Dondequiera que pasaba este gas, la tierra quedaba sin vida y se teñía al instante de un pútrido tono verdoso. Además, se propagaba a una velocidad extremadamente rápida, como si proviniese de una poderosa explosión. Algunos de los cultivadores cercanos no tuvieron tiempo de esquivar y fueron tragados por la nube de gas y antes de que pudiesen gritar, fueron reducidos a charcos carmesí, incluso sus huesos se disolvieron.