Capítulo N° 01552 - ¿No me Reconoces?

Aunque la relación entre las tres Razas se volvió más armoniosa después de que unieron fuerzas para derrotar a la Raza Ósea, eso no significa que no hubiese disputas entre ellos, especialmente cuando se trata de recursos de cultivo. Ahora sin embargo, la atmósfera de enemigos entre las diferentes razas cuando se encuentran ya no es tan tensa como antes. Aún así, nadie de la Raza Humana se atrevería a entrar a las Tierras Demoníacas a voluntad. Pero ahora apareció un niño Humano que no puso ante sus ojos al General Demoníaco Meng Ge e incluso llamó al Comandante Demoníaco por su nombre, lo que hizo que el grupo se sintiese insatisfecho. Si no fuese porque Meng Ge los retuvo, estos hombres de la Raza Demonio probablemente habrían cargado hacia el mocoso Humano para darle una dura lección, para que comprendiera que tan alto son los Cielos.

"¡Cállate!" Gritó Meng He. "Ese joven... es alguien que no puedes provocar, ¡no puedes provocar! Incluso el Comandante Demoníaco no puede provocarlo. ¡Ni siquiera hables de él a sus espaldas!"

"¿Qué? ¿Ni siquiera el Comandante Demoníaco puede provocarlo? ¿Quién es él?" Se sorprendió.

"Todos saben su nombre" Suspiró. "Es el Maestro Santo de la Tierra Santa de los Nueve Cielos".

Los rostros de los presentes se volvieron severos. En la actualidad, la Tierra Santa de los Nueve Cielos ocupa la posición más alta en el Reino Tong Xuan, por lo que obviamente han escuchado hablar de Yang Kai. Saben que tiene innumerables maestros del Reino Santo a su disposición, por lo que ninguna Gran Fuerza de ninguna de las Tres Razas puede oponerse a ellos. Sin embargo, se rumoreaba que el Maestro Santo había desaparecido hace un tiempo. ¡Acaban de conocerlo!

"Se acerca un gran cambio..." Meng Ge murmuró mientras miraba hacia el cielo. Poco después, se dio la vuelta y se apresuró a regresar a la Capital Demoníaca. Necesita informarle rápidamente de la llegada de Yang Kai al Comandante Demoníaco Zhang Yuan. ¡Esta noticia sacudirá al mundo entero!

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En la Tierra Santa de los Nueve Cielos hay nueve cimas montañosas que forman una gran y poderosa Matriz Espiritual. En el Reino Tong Xuan, esta Secta disfruta de la más alta reputación ya que tienen innumerables maestros del Reino Santo y aunque no han reclutado a casi ningún discípulo en los últimos años, su población es bastante numerosa y no tienen escasez de riqueza. La razón de esto no es solo porque poseen un gran poder, o los estrechos vínculos que tienen con las otras Grandes Fuerzas de la Raza Humana, sino más bien por los famosos Alquimistas que residen aquí. Desde todo el mundo, cultivadores vienen a solicitar servicios de Alquimia. Gracias a esto, la Secta nunca tuvo que preocuparse por tener los suficientes recursos de cultivo. De hecho, a fuera de las Nueve Cimas, hay una línea de varios kilómetros de longitud compuesta por al menos mil cultivadores, la cual serpenteá de un lugar a otro. Estas personas están esperando por servicios de Alquimia. Aunque la fila es larga, está extremadamente ordenada y todos mantienen su lugar, por lo que nadie se atrevería a intentar saltarse la cola. Cualquiera que lo hiciera recibiría una dura lección.

De los cultivadores que esperan en la fila, lo que llevan más tiempo están hace meses, pero incluso ellos no muestran impaciencia, simplemente están expectantes. Para pasar el tiempo, hablan entre ellos, susurran rumores o intercambian información. Sin embargo, ese día, un joven caminó de repente hacia las Nueve Cimas. Tiene una figura heroica y sus ojos brillan con una luz profunda, pero al mirar a su alrededor parece un joven de campo que nunca ha visto el mundo antes, como si hubiese algo de nostalgia en su expresión. "Parece que algunas cosas no han cambiado..." Yang Kai sonrió mientras caminaba hacia adelante, mirando a los cultivadores que vienen a solicitar Alquimia con interés. Cuando vivía en la Tierra Santa de los Nueve Cielos, esta escena de afuera era común e inesperadamente después de varias docenas de años esto no ha cambiado en absoluto, todo lo contrario, ahora son muchas más personas las que vienen en busca de servicios de Alquimia.

"¡Oye mocoso, ¿qué crees que estás haciendo?!" De repente, un grito enojado vino de la multitud.

"¿Hm?" Yang Kai volvió la cabeza y se encontró con un hombre corpulento mirándolo.

"¿Quién te crees que eres? ¿Quieres saltarte la fila?" Resopló.

"Joven, si no quieres morir, ve a la parte de atrás y espera obedientemente".

"¡Si se atreve a adelantarse le cortaré la cabeza!"

"Joven, es mejor que vayas a la parte de atrás de la fila. Si alguien de la Tierra Santa de los Nueve Cielos te descubre, solo recibirás una dura lección, pero si provocas a estas personas..."

Antes de que Yang Kai pudiese decir algo, muchos entre la multitud comenzaron a gritar uno tras otro, muchos de ellos mirándolo enojado, con lastima e incluso con burla. Como si el final de Yang Kai estuviese muy cerca. "No viene aquí para solicitar servicios de Alquimia" Se frotó la nariz.

"Todos los que se quieren saltar la fila dicen eso. Mocoso, parece que no entenderás hasta que veas tu propio ataúd. ¿Quieres que yo mismo te dé una lección?" El gran hombre que gritó antes declaró.

"Realmente no vine por la Alquimia..." Respondió con impotencia.

"Entonces, ¿por qué estás aquí?" Preguntó con una expresión amenazante.

"Solo estoy regresando a casa, vivo en la Tierra Santa de los Nueve Cielos" Se rascó la mejilla.

"¿Vives aquí?" Lo miró de arriba a abajo con una expresión de incredulidad. Entonces, hizo un gesto con su mano hacia el lado y gritó a todo pulmón. "¡Hermano! ¡Por favor ven aquí!"

Al que llamó es un cultivador que está de guardia y al escuchar el grito, este último se acercó con el ceño fruncido. "¿Qué es lo que pasa? ¿Alguien intenta romper las reglas establecida otra vez?"

"Jejeje, solo mira a este tipo, dijo que es de Tierra Santa, pero yo digo que solo intenta saltarse la línea. ¿Realmente es de Tierra Santa o no?" El gran hombre señaló a Yang Kai con su dedo indice.

El discípulo asintió antes de mirar detenidamente a Yang Kai, pero un momento después sacudió la cabeza. "Nunca lo había visto, además no tiene las ropas de Tierra Santa, ni siquiera el símbolo que todos los discípulos usamos" Al decir eso, sonrió y señaló una marca en sus propias ropas.

"Sabía que este pequeño mocoso estaba mintiendo" Sonrió burlonamente. "Solo le espera la muerte".

"¿No me reconoces?" Yang Kai miró al discípulo.

"¿Debería?" Resopló.

Reflexionó por un momento antes de asentir. "Entiendo. Por tu edad, diría que te uniste a Tierra Santa probablemente no hace mucho. Está bien, no es tu culpa, ¿qué Anciano está de servicio?"

Al escuchar su pregunta, su expresión de inmediato se volvió sospechosa sin saber si Yang Kai solo está diciendo tonterías o si realmente tiene alguna relación con Tierra Santa. Aunque está en esta Secta desde que es un niño, ahora solo tiene veinticinco años. Cuando Yang Kai estaba aquí, él no había nacido todavía, por lo que naturalmente nunca había visto su rostro. Es por eso que lleno de dudas, no se atrevió a ser negligente y dijo vacilante. "El Anciano Shi es quién está de servicio hoy".

"¿El Anciano Shi?" Frunció el ceño y recordó a alguien antes de sonreír. "¿Shi Kun?"

"Si" Se sorprendió ya que este joven incluso se atrevió a llamar al Anciano por su nombre y por su tono de voz, parece que este extraño está bastante familiarizado con el Anciano Shi.

"Bien, llévame con él, me reconocerá" Dijo casualmente, pero pronto cambió de opinión antes de agitar su mano. "Olvídalo, iré yo mismo" Dicho esto, su figura desapareció repentinamente.

El grupo que estaba mirándolo quedó con los ojos desorbitados y la conmoción llenó sus corazones. "¿Qué? ¿A dónde fue?" El hombre corpulento miró a su alrededor pero no pudo ver rastros de Yang Kai, lo que hizo que el sudor empapara sus ropas ya que pensó que había provocado a algún Maestro Oculto. Todos los demás pensaron lo mismo y durante un tiempo sintieron escalofríos en la espalda.

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Dentro de un pabellón no muy lejos, Shi Kun está sentado con las piernas cruzadas en meditación, aparentemente comprendiendo algo. Pero de repente abrió los ojos ya que sintió algo. "¡Qué audaz!" En ese momento, notó que alguien había entrado al pabellón. Siendo un Anciano de la Tierra Santa de los Nueve Cielos, su trabajo es mantener el orden, por lo que ni siquiera los discípulos que hacen guardia se atreven a molestarlo. Pero ahora un tonto muy audaz se entrometió precipitadamente mientras intentaba comprender una Técnica Secreta, lo que realmente lo hizo sentir furioso. Por suerte, no estaba en el momento crítico de su comprensión, de lo contrario es muy probable que hubiese experimentado una desviación en su cultivo al ser perturbado. Entonces, giró su cabeza en dirección al intruso, pero al momento siguiente, su mandíbula se cayó y se congeló en su lugar.

Yang Kai lo miró con una gran sonrisa. "Han pasado bastantes años desde la última vez que nos vimos pero parece que tu temperamento se ha vuelto mucho más corto que en ese entonces".

"¿Maestro.... Maestro Santo?" Exclamó en estado de shock. Nunca hubiese imaginado que quién perturbó su meditación era el Maestro Santo Yang Kai. No podía creer lo que estaba viendo, por lo que se frotó vigorosamente los ojos para confirmar que no estaba viendo cosas. Aunque su Maestro Santo era bastante joven cuando se fue, parecía que los años no dejaron ningún tipo de rastro en él, se ve tan joven como antes. Shi Kun se emocionó tanto que su cuerpo comenzó a temblar.

"No está mal, no está nada de mal. Veo que alcanzaste el Segundo Orden Santo, por lo que estos años no has estado inactivo" Asintió suavemente viendo a través de su cultivo de un vistazo.

"¡Su subordinado lo saluda! ¡Bienvenido Maestro Santo!" Se arrodilló y gritó emocionado.

"Levántate" Sonrió y agitó su mano.

Shi Kun rápidamente se puso de pie mientras seguía mirando a Yang Kai con incredulidad, como si estuviese soñando, por lo que preguntó con vacilación. "Maestro Santo, ¿realmente está de vuelta?"

"Si, he vuelto. ¿Cómo han estado las cosas en Tierra Santa?"

"Todo ha estado en orden, no necesita preocuparse" Respondió apresuradamente. Debido a los muchos altibajos de su estado de ánimo, su sangre subió, por lo que su rostro se sonrojó.

"Muy bien" Asintió.

"Maestro Santo, por favor entre rápidamente, desde que se fue, el Gran Anciano y todos los demás han estado preocupados día y noche. Cuando vean que está bien, estarán muy felices" Sonrió.

"Si" Asintió. "Ven conmigo". Al decir eso, extendió su mano y envolvió a Shi Kun en su Qi Santo. Al momento siguiente, ambos desaparecieron del pabellón y cuando el Anciano miró a su alrededor, descubrió que ya estaban en el Santuario Interior dentro de las Nueve Cimas de Tierra Santa.